Casa quemandose, pero no embrujada (dicen las señoras que la ven desde enfrente). Sale un ladrón corriendo, con una bolsa llena de juguetes y macetas artesanales, porqué, porqué. El cielo se pinta como un cuadro impresionista, es impresionista y no borroso como lo creen algunos, al fondo del escenario al lado izquierdo se puede ver una señorita cuestionando todo lo qué pasa, con imágenes de antaño desvaneciendose en su vestido. Los ojos de sus miradas vuelan en espirales por la sala, pero no es una sala, es un vecindario en un suburbio estadounidense, la policía llegará en cualquier momento, si no se nublan las voces en los teléfonos de aguardiente rosada, las visitas nunca llegaron a los cajones de la entrada, se pierden entre los colores las letras y las flores, se quema, se quema, alguien llame a la verbena o al escritor de novelas, demonios por favor pongan atención a esto, y salten de sus alas en cuanto empiecen los gritos, los atentados contra la razón de existir, fantasmas en cada esquina beben de vino, se llena de humo y humo la tierra entera, se abren los suelos y salen más fuegos, las nubes se cansan lentamente y empiezan a caer como globos de agua y deviene deviene una luz en tu alma— pero a ver, ¿qué es esto? — va de nuevo, empecemos desde cero, mas luces al lado izquierdo.