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Thursday, October 7, 2010

A quién corresponda la insuficiencia de otro:

 Comienzo y apenas puedo notar que el sol no cabe entre mis párpados. El golpe de la luz en las pupilas me hace dudar a la hora de escribir destinatario, me dejó la identidad encandilada y escaldada la moral.
Ya tengo el tiempo soportable de viaje y es hora que no veo la ciudad. Me estoy acostumbrando al sonido del metal de las ruedas haciendo fricción con el riel de la via. Tenía en mente que el camino era corto, que la sensación de estar lejos aceleraría el tiempo sin la necesidad de dormir. Despertaba con esperanza de sentir el peso de una cabeza sobre mi hombro, y la humedad en la manga izquierda.

Ya que no veo la hora de llegar, y ya que no aguanto la monotonía de esperar, que casi la siento como castigo por mera ambición, escribo la carta que ahora tu lees, o la que probablemente no lees a pesar de conocer su existencia.

En cada una de las paradas puedo tomarme un tiempo para caminar por el prado rodeando las pequeñas estaciones, sintiendo el flujo de vida alrededor y no me permito tocarla. Estoy conciente que es cuestión de hacer contacto para volverme uno de sus vertices, pero se mueve tan rapido que me da miedo, como cuando de chico jugaba a saltar la cuerda. Subir, bajar, subir, bajar y volver a subir. Mis actividades diarias se volvieron una sola y larga modalidad para obligar a mi propia capacidad de resolución de problemas a entrar en acción.

Desde hace mucho tiempo ya tenia el equipaje preparado para el largo viaje, en el cual no iba incluida la vieja vida, el sufrir por incomprensión y la fatiga de no poder con la peor de las cargas: "El Problema"
"El Problema" nunca cedió el paso, nunca dejó de ser representación onírica, nunca desapareció de la escena, nunca deshechó el deseo y nunca se involucró desde cerca. Todo el tiempo buscaba "El Problema" para poder calmar el hervor que derretía la conciencia y dejaba espacio a una ¡única! ilución.

Ya dejé "El Problema" atrás, ya no se mantiene en mi cabeza como la ansiedad de la bebida en cocheras ajenas, pero la lógica se encontraba presente en aquel sentir. Me cuesta trabajo no prestarle atención a las ganas de regresar a lo mismo de siempre, pero a la vez quiero seguir por este "otra vez lo mismo". Despues de todo no la tengo fácil, tengo vacio tras los ojos y el sol no me es suficiente, sigo esperando la llegada de un astro a la retina. Apenas y puedo notar que el comienzo no cabe entre mis párpados, no siento dilatadas las pupilas.

Pasajero #1

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