Powered By Blogger

Wednesday, November 10, 2010

Anastasia es: un enorme lago rodeado de montañas nevadas, una cama blanca habitada por muñecas sonrientes, una mesa de mármol para 16 personas, una regla batiendo sobre su mano, un tío lejano vestido de falda cuadriculada y mirada perturbadora, una manada de cachorros peludos corriendo por el jardín, una lista de 300 cosas que se le prohíbe soñar, una vereda boscosa con pajarillos cantando, una gaita de Highlands una mañana de verano, el beso húmedo de madre al acostarse, una noche entera de estudio bajo la luz de la chinela,  una falda colegial,  un hermoso atardecer septentrional, el primer amor de su vida y anexo a este, un goodbye a todas las anteriores.
Y como en el comienzo de cualquier historia de aventuras pasionales, una noche de otoño, Anastasia provista de los utensilios mas básicos para la supervivencia  (incluidos, Lassy  su cachorra preferida y un collar valiosísimo de madera que le había hecho su madre al cumplir los quince ) dio un pequeño salto por la ventana de su habitación y se aventuro hacia tierras desconocidas, de la mano de quien  hasta entonces fuera el amor de su vida.
No fue tan difícil como alguna vez  pensó, saltar por la ventana, correr hasta el árbol frente a la casa, esperar la señal acordada y meterse de un salto en el Peugeot rojo donde la esperaba un aglomerado de sueños antes impensables en su vida insípida y ausente de aventura  y ahora todo eso en la palma de su mano.
Así pues, dejó sin pena ni gloria su apacible aldea al sur de Edinburgh y partió con destino a Londres en el fragante carro rojo de su enamorado, (mas bien destartalado) en una ida sin retorno. Tomaron la carretera del el sur y anduvieron conduciendo sin prisa entre amaneceres pastorales, grandes castillos medievales y algunas escalas a mitad del camino para fumar y hacer el amor.
Apenas hubo pasado el rió Tweed, Anastasia sintió una vaga nostalgia de la tierra que dejaba atrás,  del enorme lago rodeado de montañas nevadas, de la cama blanca habitada por muñecas sonrientes, de la mesa de mármol para 16 personas, de la regla batiendo sobre su mano, del beso húmedo de su madre al acostarse , del son de gaita escocesa el domingo por la mañana, de las 300 cosas que… fue en ese momento que contuvo con un largo suspiro el llanto, sonrió victoriosamente y dio a su enamorado un beso húmedo en la oreja que lo dejo pasmado.
Llegando a Londres se instalaron en un viejo departamento cercano a la estación Victoria, de paredes enmohecidas por la humedad, pasillos a media luz iluminados y  un ascensor fuera de servicio. Una sorprendida Anastasia  subió cautelosamente la escalera. Todo era tan nuevo para ella;  aquel olor a humedad, aquellos pasillos confundidos,  aquel brazo enredado  a su cintura. Todo tan ajeno a su apacible casa en Escocia, a su antigua esfera de praderas y de castillos encantados. Lassy hecho una mirada de desconfianza a su dueña y esta le acarició la cabeza en un gesto entre desconcierto y excitación.
De la mano de su enamorado ingles conoció los placeres mas oscuros, las mañanas mas alegres, los cuadros mas sublimes, los comportamientos mas extraños , los miedos mas aterradores y en general, todo ese mundo de cosas solamente probables en uno de sus sueños mas temerarios.

No comments:

Post a Comment