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Wednesday, October 13, 2010

Es posible desertar

No es lo mismo viajar en avión que en halcón, muy parecido, pero nunca igual. Sobrevolar el mar sin un par de ojos extra puede causar confusiones severas parecidas a la ceguera. Cometí el error de no confiar en la libertad de un ave de caza, que no siente presión por si en algún lugar del trayecto un predador lo amenaza. Pasé por alto la capacidad de maniobrar entre nube y sol de la bestia alada. Por último, para que recaiga la vergüenza en todo mi cuerpo, enterrándome hasta el núcleo a manera de exilio, no noté el plumaje dorado que protege al animal de cualquier adversidad climática, y en mi atmósfera hay una lluvia constante que no para, y no veo para cuando.
En cambio, a pesar de todo lo que un ave puede ofrecerme, decidí darme el lujo de volar en linea recta, adentro de una estructura metálica. El despegue no es malo, pero el trayecto goza de una continua turbulencia. Estoy perdiendo la visión, tanta vuelta me hace cambiar la concepción de este viaje. Dudo del destino, solo me queda estar a la expectativa de un aterrizaje forzoso, o muy probablemente tenga que abortar y lanzarme en paracaídas, terminando mar adentro.

Enrique Narno

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