Powered By Blogger

Saturday, October 9, 2010

Ya decía yo que algo iba a pasar.

Justo a un día del incidente aquel, el que revolucionaría los medios y apaciguaría al pueblo, comía en un restaurante de comida que pretendía ser japonesa, en pleno mediodía soportando el infierno en el que pasaba las horas buscando la posición adecuada para que el cuerpo esté siempre ventilado, olvidándome de todas las otras cosas que deberían tener más importancia en mi vida. No tuve prisa y ese fué mi error, o más bien diría, el error de la cadena de acontecimientos.  En ese instante, mis pensamientos se centraban en ver al mesero traer mi comida, haciendo que de mis ojos estallara una leve excitación. ¡No había desayunado! no pude tener una reacción distinta. Nunca pensé que me iba a tocar estar presente en una situación de ese tipo. Tres balas me golperon por un costado, penetrando carne adentro. No entendí que había pasado, eran segundos de revolución mental, duda absoluta.
Ahora ya no pienso en el vacío del estómago, ni en el sudor que recorre todo mi cuerpo. Ahora pienso en el hombre de rostro desfigurado que no pudo mantener los vasos en alto. No puedo creer en lo que veo, que se ve tan incierto. Ingenuo fuí al pensar en lo improbable de todo esto, Improbable e injusto. Y al calor no se le ocurrió ser considerado ¡ESTA CIUDAD ES UN INFIERNO!
Dos días despues iba a despertar en la paz más absoluta, miraría a través de la ventana el blanco cayendo y pensaría que es el sueño más profundo que he tenido.

José Perez

No comments:

Post a Comment